miércoles, 30 de septiembre de 2009
Un poquito de arte
martes, 29 de septiembre de 2009
Pissed off
Y hemos pensado lo mismo...
I want you to come on, come on, come on, come on and take it,
You're out on the streets, you're looking good,
His Girl Friday.
His girl Friday.
domingo, 27 de septiembre de 2009
Last Flowers Till The Hospital
And you can't offer me escape
Houses move and houses speak
If you take me there you'll get relief
Believe, believe, believe, believe...
Ayer fui a saludar a una amiga un rato con motivo de su fiesta de cumpleaños y, como el lugar donde festejó queda a unas cuadras de casa, decidí ir caminando, lo necesitaba. Subí por mi calle (que no suelo frecuantar prácticamente nunca en esa dirección), y, por primera vez, me percaté de lo preciosa que es. Las casas, de diversos estilos antiguos, parecen congeladas en el tiempo.
El ambiente era perfecto, no hacía frío, ni mucho calor. Mientras miraba con ojos de recién nacida toda la maravilla, mi iPod en aleatorio seleccionó la canción de Radiohead a la que corresponden el título y el fragmento de esta entrada. Fue un momento perfecto, y la canción, con la cual tengo una historia bastante particular, me trajo fantasmas inexorables, que ya son parte constante de mi mente y me acompañan a donde quiera que vaya. De repente me encontré pensando "Cómo me gustaría estar caminando en este momento al lado tuyo. Me gustaría ver tus reacciones, que me dijeses cuál es la casa que más te gusta, que me abrazaces y me hablases con una transparencia inquebrantable, como yo creía la de siempre".
Y quién diría que esta misma idea mía de "querer saber las cosas que nadie sabe" me iba a llevar hoy al lugar en el que siento encontrarme? Nadie. O todos. O quizás, yo misma, porque en definitiva fui yo quien decidió tomar el riesgo. Y ahora, aunque pueda llegar a sentirme, como hoy en la madrugada, hundiéndome en un mar de lágrimas propias, encadenada por mis sentimientos y por mis sueños, mi interior sigue gritándome constantemente la repetición del último verso de la canción. Tan fuerte, que ni siquiera me permite conciliar el sueño.
En fin, mi estado anímico a lo largo de este fin de semana fue muy raro. Agonía condimentada con desesperación (me enteré de que una de las personas más importantes en mi vida, con la que se "cortó" hace unos años un vínculo que en realidad yo creo que no podría llegar a cortarse jamás, sino, simplemente a estancarse) está internada a causa de consumición de drogas pesadas, en un terrible estado. Eso me quebró, y me llenó de impotencia. Hubo también estrés, calma, euforia, agradecimiento, alegría, perdición, entre una gran gama de etcéteras. Ahora sólo espero que lunes y martes pasen rápido, quiero sacarme todos los exámenes de encima, y que después mi vida vuelva un poco a las tonalidades claras, que aunque de alguna u otra manera siempre están, a veces ellas mismas tienen la necesidad de opacarse un poco.
Antes de terminar con esta necesaria canalización y sumirme en un día en francés, quiero agraderte a vos, Iri, que seguramente vas a leer esto en algún momento. Te juro que si vos no hubieses estado ahí conmigo, sinceramente no sé qué hubiese sido de mí. Muchas gracias en serio.
Too bright
Too powerful
sábado, 26 de septiembre de 2009
Histeria.
Me molesta que me subestimen, que me usen, que no le importe realmente a la gente que a mi sí me importa (o al menos el que me demuestren eso). Me molesta que la gente no se valore, que no se crea capáz, que me rodee de repente una cuota de pesimismo bastante importante, que muchas de las personas que más quiero se alejen, la impotencia, el sentimiento de domimación que algunos quieren ejercer, tener que rendir una prueba cuyo tema no se molestaron en explicarme. También me molesta no entener nada, y que la combinación de palabras "concreción medianamente objetiva" parezca no existir en las mentes de ciertas personas.
A veces pienso y digo "Pará nena, no puede ser que todo esté mal. Vos sos la que tiene estar mal." Como decía mi queridísima Yael (profe de danza, a la cual también me molesta soberanamente no ver) "Cuando están todas con el brazo para arriba, y vos con el brazo para abajo, es evidente que vos, aunque creas estar bien, estás mal. Cambialo, 35 chicas no pueden estar equivocadas en esa circunstancia." Supongo que es un poco de sentido común, pero realmente, creo que lo que me está pasando es que estoy empezando a ver cosas que antes no quería ver y que dejaba pasar por el hecho, principalmente, de quedar bien o por mi debilidad y falta de carácter. Y si bien a veces las admiro, ya me estoy empezando a hartar de las mascaritas (y por cierto, a la gente parece molestarle en gran medida que así sea). Ahora es cuando se empieza a deschavar todo, sin embargo, no puedo estar más agradecida por las personas que están al lado mío garúe o truene, y que, sabiendo quién soy, me quieren de verdad. Gracias :)
jueves, 24 de septiembre de 2009
Hartazgo.
martes, 22 de septiembre de 2009
Printemps !
Espero lo hayan pasado muy lindo este fin de semana, y que tengan una hermosa primavera, que por lo general ayuda a una mejor perspectiva !
Argh !
jueves, 3 de septiembre de 2009
Palabras dulces
Pero ¿cuál es el verdadero sentido de utilizarlas?
¿Para contradecir, para cubrir el orgullo quebrado,
para disimular las heridas abiertas, para negar la propia existencia?
Alguien, muy lejano pero a la vez inmensamente querido, una vez me escribió lo siguiente luego de haber leído, entre otros, el texto citado previamente.
Para Macarena:
Ahora, plena a la ávida sed de los quince años, leo tus historias oscuras de dolor y lágrimas, de salvaciones sin fondo, de muñecas voluntariosas aunque asustadas ya que niegan la libertad que dicen buscar, pero que sueñan fuerte.
Y déjame que te cuente que las máscaras no solo representan la acertada escapatoria, la denostada por temida, sobre todo en la edad "des jeunes filles en fleur", realidad. No.
También son los instrumentos del juego que con sus falsos reflejos nos protejen del tedio, de la morosidad de la vida. Porque es mucho más interesante el negro y el oro, el ribete plateado que orla la máscara con la que nos burlamos, una vez más, de las grises realidades que el Otro quisiera imponernos.
Y yo recuerdo una mujercita fragante, en un día soleado, nada gótico, en los aldaños de su escuela en mi segunda última vez que te vi.